"Familia y/o trabajo"

Juan Carlos Pardo.


Qué bonitas son las bodas, acto que representa la unión y el comienzo de un nuevo proyecto de vida. El caso es que por cada cuatro enlaces, se producen tres divorcios. Y eso no es todo: según “Análisis Digital” el número de divorcios en nuestro país aumentó en 110.651 casos en 2011, cifra que supone un 0,3% más que el año pasado. Si un hombre y una mujer deciden comprometerse, ante Dios y la sociedad, para formar una familia, ¿por qué al poco tiempo deciden cambiar de opinión?

Cada uno puede hacer con su vida lo que le plazca, pues <<estamos condenados a ser libres>>, como decía Jean-Paul Sartre. Pero por muchas vueltas que le di a la noticia, ese día no andaba muy perspicaz, así que decidí dejar de pensar (no quería hacerlo en exceso, como mi amigo Sartre) y darme un paseo por los alrededores del rio Turia. Caminé largo rato sin cumplir mi objetivo, pues continué reflexionando. Al rato me senté en un banco sin más cortejo que el de mi botella de agua. A mi izquierda había un periódico qué algún despistado debió olvidar. Al brillar el entretenimiento por su ausencia y al ser un amante de la prensa, decidí cogerlo y hojearlo: <<Las mujeres ocupan un 24% de los cargos directivos>>, decía, <<lo que supone tres puntos más respecto al año pasado>>.


Es cierto, las mujeres cada vez son más independientes, más dueñas de su vida, dato que me alegra. Sin embargo, ¿en qué lugar queda la familia? Como comentaba, el número de rupturas matrimoniales va en aumento; del descenso de la natalidad no quiero ni hablar. En conclusión: para triunfar en lo profesional, hombres y mujeres renuncian a lo personal.


Nuestra sociedad se ha construido gracias a la familia. Por tanto, es una enorme injusticia vernos entre la espada y la pared, entre un proyecto de vida familiar y el desarrollo de una profesión.


Con estas líneas -que a algunos les habrá hecho reflexionar, a otros les habrá molestado (nada más lejos de mi intención) e incluso serán contados los que no hayan entendido mi argumento-, no pretendo criticar que la mujer trabaje y aspire a metas altas, sino que a muchas mujeres que desean un atractivo desarrollo profesional se les obliga a escoger entre familia o trabajo, cuando por salud y futuro debería ser familia y trabajo. Aquí jugamos un papel fundamental los hombres, que casi siempre nos hemos entregado al mundo laboral dejando en segundo plano el familiar. Y es que no es una cuestión de hombres o mujeres, sino de personas. Al igual que ellas tienen todo el derecho del mundo a la hora de crecer en el ámbito profesional, nosotros deberíamos esforzarnos por comprometernos más en el familiar, para equilibrar la balanza y que la familia, como soporte de la sociedad y clave de la felicidad, no desaparezca.
 
Previous
Next Post »
0 Komentar